LORETO.

Reencontrarme con los ojos de la Lolo, una mirada profunda y esa sonrisa de niña, ha sido un gran momento, de esas alegrías que te llegan en forma de colores y cascadas, cada mirada sigue siendo una mirada que descubre el mundo, una mirada que sueña.

Gran reencuentro, se me agolparon los colores, las formas y uno que otro recuerdo de la magia antigua, de la magia que ha surcado el tiempo, de los atardeceres pintando tarjetas navideñas en El Camino Real.

Después, de casi 25 años, la voz con nuevos tonos, una secreta serenidad que irradia a través de los silencios, unos silencios que se prolongan con los recuerdos.

Pensar que te convertiste en la gran pintora que sabíamos eras, que hoy alumbras las galerías de Europa y América, que te pierdes al norte de París entre pinceles, óleos, telas, papeles y cuadernos viejos.

Al fin encontré tu arcano.