Hoy la voz del Padre Celestial retumba en la eternidad:
MAMINA ELZA ROSA CASTlLLO
- Presente, mi PADRE CELESTIAL. Aquí estoy entregándote mis sueños, dando los últimos pasos para reposar mi silencio en tu mirada- .
El Padre dulcifica su voz y dice:
Mamina.
Te di el privilegio de ser muy amada por dos grandes hombres.
Encargué a cinco de mis hijos para que los amamantaras de tu amor y tus cuidados. Carlos, Carmen, Patricia, Adriana y también Abelo supieron de tu ternura y conocieron que la palabra madre se escribe con esfuerzo, trabajo y amor.
Mi esperanza en ti fue creciendo; llené tu casa de nietos, bisnietos y tataranietos, fue creciendo el árbol de tu familia, frondoso y amable, te llené de flores blancas, rojas, amarillas y verdes. Hoy florecen en otras tierras: hablan nuevas lenguas, pero cantan con la misma voz, sé que desde distintas latitudes en estos momentos sus voces son una, Mamina estamos contigo.
Como conozco tu alma te envié a otros, tus hijas e hijos espirituales, tanto los amaste como ellos a ti, y de ellos más nietos , nietas y más bisnietos.
Muchas veces me sorprendiste:
Tu profunda fe, expresada en tantas formas, tus oraciones por el amigo en problemas, tus consejos llenos de esperanza, tu pan que dió de comer a conocidos y desconocidos; compartiste con el enfermo, el pobre, el perseguido.
No esperé que fueras perfecta, y a veces, la Reina tenía su carácter, pero habías ganado ese derecho.
Hoy, yo me comprometo contigo a velar por Titila. Ella fue primero tu hija y con los años se transformó en tu madre, pero te confieso que muchas hijas hoy presentes en tu despedida de la tierra han aprendido de ella lo que es ser realmente una hija, humilde, buena, generosa, llena de amor y respeto.
Me cumpliste Mamina, tu misión hoy comienza a mi lado.
Mamima Elza Rosa Castillo
- PRESENTE PADRE CELESTIAL-.
Poco a poco he ido construyendo mi mundo, con mucho silencio unos días, con ruidos infernales, otros, esta ciudad aniquila.
Me preguntas qué tiene la ciudad que te molesta, en verdad no sé si es la ciudad o que una parte de mi se quedó mirando la luna desde el cerro, sí, hace casi veinte años que la lluvia no era tan real .....la magia del viento volándonos las polleras cerro arriba.
Te imaginas, yo que nací hace casi medio siglo mecida por el viento de la primavera porteña y ahora calcinada por el sol capitalino.
Bueno, en fin ...es hora de volver a la realidad, nos volvemos a Santiago. 
